¡Un «nuevo» Pentecostés!

Si una celebración dice «Renovación Carismática» por todas sus partes es la Vigilia de Pentecostés. Toda la liturgia de la Vigilia nos recuerda constantemente como Dios ha restaurado, a través del Espíritu Santo, todo lo que se había roto, desde la división de lenguas en Babel hasta los huesos secos del pueblo de Israel.

Por esto mismo nos alegra compartir con todas las realidades carismáticas de nuestro país un pequeño testimonio personal sobre la vigilia de Pentecostés que se vivió en la diócesis de Vitoria este año, donde diversos grupos y comunidades, se han unido para celebrar en comunión que el Espíritu Santo ha venido a nuestro encuentro.

Cartel de anuncio de la Vigilia de Pentecostés en la diócesis de Vitoria

Testimonio que nos ha llegado de la comunidad «El Señorío de Jesús»:

«Vivir una vigilia de Pentecostés es algo normal para mí. Estar desde las 7 de la tarde hasta media noche orando carismáticamente y viendo como el espíritu se manifiesta a mi alrededor, es algo a lo que estoy tan acostumbrada, y eso, muchas veces, me impide ver la magnificencia de lo que pasa cuando invoco al Espíritu Santo.

Esta vigilia de Pentecostés fue algo diferente. Desde la cantidad de personas, hasta el estar con más grupos que no son mi sola comunidad, y yo creo que fue algo bueno para mí, Dios aprovechó ese momento para mostrarme un lado distinto de Él, porque el poder estar con más hermanos que no comparten el mismo llamado que yo y ver como oran de la misma forma, es recordarme que el Espíritu Santo escoge a todo el que se quiera dejar escoger.

Pude experimentar nuevamente ese fuego de Dios de una forma diferente, dejar que alguien que es completamente ajeno, ore por mí, y poderme sentir amada a través de eso, fue algo que me impacto y me gustó, y que creo que Dios se valió de eso, para de nuevo impactarme y enamorarme de Él. Orar con otros cantos que no son los que “ya se me sé memoria” me mantuvo enfocada en eso, ORAR, y no en “lo bonito que se escucha la música”.

Esta Vigilia me enriqueció mucho más de lo que pude pensar en el momento, pues unos días después, aun experimento ese fuego del espíritu en mí, y no se quedó en las puras horas de oración, sino en algo más, algo fuerte y bueno, que creo, es el Señor.«

El punto fundamental es recordar a ese Dios que baja a su pueblo que ora unánime, esperando perder el miedo, romper con toda división y ser fortalecidos para proclamar JUNTOS que Jesucristo es Señor a toda criatura.

Un comentario en “¡Un «nuevo» Pentecostés!

  1. Sí, es necesario que volvamos al AMOR primero. Es preciso dejarnos sorprender por Dios Espíritu Santo. Estar completamente abiertos al Consolador, al que es fruto del AMOR del Padre y del Hijo, el que es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Se nos ha dado en el Bautismo y en la Confirmación; se nos da en cada comunión bien hecha, es decir, cuando le recibimos a Cristo Eucaristía, con las debidas disposiciones (la Trinidad es indivisible) y se nos da por medio de su Celestial Esposa, la que es Madre de Dios y Madre nuestra, María Santísima. ELLA, intercede como en Pentecostés. No nos guardemos ese Tesoro inmenso. Sepamos dar razón de nuestra esperanza. Y dejémonos enviar a la misión: id al mundo entero y predicad el Evangelio. Él sabrá cómo. A nosotros nos toca ponernos en camino, a sabiendas de que, sólo a Él le corresponde la pesca, la cosecha de almas y de que Él es el único Camino, Verdad y Vida y la Luz del mundo.. Si el Espíritu Santo no nos unge, y unge a los que nos escuchan, tiempo perdido. Sabemos el remedio ¿por qué no ponerlo en práctica?. ¿Cómo van a conocerle a Nuestro Señor Jesucristo si no hay quien les predique la Buena Nueva?. Manos a la obra.

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